El trigo y la cizaña crecen juntas. Hace algunos meses atrás, me estaba enfocando mucho en las acciones de algunos Pastores o maestros, Evangelistas, “profetas” y Apóstoles. Estas personas presumen de un alto conocimiento de la palabra, pero a la misma vez esconden mucha mediocridad. Entre sus palabras esconden sus culpas y miedos, sus pecados, su falta de sinceridad. Realmente es triste ver a un pastor o maestro lanzando fuego desde el “Altar Santo de Dios” , en otras palabras, bien Dominicana, “Tirando pullas al aire” o como se describen en la biblia, “saetas qué vuelan de día”. Hace unos meses dije que ya bastaba de mirar a los demás porque inconscientemente me hacían pecar. Me hacía daño pensar en lo que otros estaban haciendo y esto me estaba alejando de la iglesia y de Dios, en otras palabras, me estaba convirtiendo en mi propia piedra de tropiezo, hasta que mientras meditaba en la palabra de Dios leí unos versículos de la biblia los cuales dicen: » El dueño les dijo: “¡No!...