Si no lo haces, nadie lo hará por ti
Siglos atrás, las personas cultivaban sus alimentos y aquellas personas que no tenían dinero hacían intercambios en donde se daba lo que se cosechaba y a cambio de otras cosas sea bienes u otros alimentos, esto hizo que las personas trabajaran en comunión y podían subsistir en armonía. No ha cambiado mucho desde entonces ya que al día de hoy damos nuestro tiempo en beneficio al dinero.
Tanta comodidad en este mundo nos ha hecho daño ya que muchas personas se han acostumbrado al sistema en el cual vivimos y no buscan la manera de progresar, luego se quejan y miran a la persona a su lado y dicen; ¿cómo esa persona pudo haber progresado y yo aún sigo estancado? No se dan cuenta que es porque no han despertado y no han decidido por sí mismo echar para adelante.
A Dios no les gusta las personas vagas, por la razón de que si tú deseas algo él tiene que verte actuando en favor de ese sueño. Cada uno de los grandes hombres de Dios al momento de encontrar o escuchar esa voz que los guiaría hacer lo que son, estaban haciendo algo, estaban ocupados, estaban trabajando, estaban enfocados en un destino y muchos de ellos estaban fuera de lo que realmente el destino le iba a deparar, pero estaban trabajando. Dios trabaja en favor de aquellos que se esfuerzan, que luchan cada día para levantar a sus familias, para levantar sus ministerios, para levantar todo aquello que vaya en favor del bien y de la verdad. A Dios no le gustan las personas que buscan el beneficio propio sin beneficiar a los demás, me explico, hay más bendición en dar que en recibir, por eso, cuando busques hacer algo enfoca en dar lo mejor de ti.
No esperes que nadie haga lo que tú tienes que hacer. Dios no puede actuar en alguien vago, muévete es tiempo de trabajar.