Dios no lo puede hacer por ti

 Dios, en su infinita sabiduría, nos ha dotado con las herramientas necesarias para construir nuestras vidas y cumplir su propósito. Él no nos deja desamparados ni nos lanza al vacío sin dirección. Al contrario, confirma la visión, provee recursos y nos respalda con su favor. Sin embargo, aquí radica una verdad importante: Dios no hará por nosotros lo que está en nuestras manos realizar. A menudo, esperamos que Él lo haga todo, pero eso contradice el diseño divino. Dios nos llama a ser colaboradores activos en su obra, a tomar acción y trabajar con diligencia.

La pereza o la inacción no tienen lugar en el plan de Dios. A lo largo de la historia bíblica, vemos cómo Él siempre llamó a personas ocupadas en sus labores: pescadores, agricultores, líderes. Hombres y mujeres que ya estaban trabajando hacia algo. Dios no busca a vagos; busca a aquellos que están dispuestos a esforzarse, a superar desafíos y a confiar en Su guía mientras construyen.

La voz de Dios nos dice hoy: "Toma el martillo, toma esta madera, agarra estos clavos y construye el arca." Esto es un llamado a ser proactivos, a transformar nuestra fe en acción, a construir con lo que Él nos ha dado. Así como Noé obedeció y construyó el arca con sus propias manos, siguiendo las instrucciones divinas, nosotros también estamos llamados a edificar nuestras vidas, nuestras familias y nuestras comunidades.

Es un recordatorio de que la gracia de Dios nos capacita, pero no sustituye nuestro esfuerzo. Ser fieles a esta visión significa ser responsables, disciplinados y comprometidos. Cada clavo que colocamos, cada tabla que ajustamos, nos acerca más al cumplimiento del propósito que Dios tiene para nosotros.

Entradas más populares de este blog

Lo que fuiste en mi vida. Un tributo a un gran hombre.

¿Quien, si no Tú

La gran fuente